Lost in a Mall es una técnica de implantación de memoria utilizada para demostrar que se pueden crear historias imaginarias sobre eventos que nunca sucedieron, como perderse en un centro comercial infantil, a partir de sugerencias hechas a sujetos experimentales. Fue desarrollado por primera vez por Elizabeth Loftus y su estudiante de pregrado Jim Coan con el objetivo de afirmar que es posible implantar recuerdos totalmente falsos en las personas. La técnica se desarrolló como parte del debate sobre la existencia de recuerdos reprimidos y falsos recuerdos .