En la Misa del Rito Romano , el prefacio es aquella parte de la Plegaria Eucarística en la que se expresa sobre todo la acción de gracias: “el sacerdote, en nombre de todo el pueblo santo, glorifica a Dios Padre y le da gracias por todas las tiempo. Obra de salvación o por uno de sus aspectos particulares, según la diversidad de días, fiestas u horarios ”.
Se introduce con el siguiente diálogo (cantado o dicho) entre el celebrante y la asamblea:
Celebrante: Dominus vobiscum / El Señor esté contigo.
Montaje: Y cum spiritu tuo / Y con tu mente.
Celebrante: Sursum corda / Levanta nuestros corazones.
Montaje: Habemus ad Dominum / Lo dirigimos al Señor.
Celebrante: Gratias agamus Domino Deo nostro / Demos gracias al Señor nuestro Dios.
Montaje: Dignum et iustum est / Esto es justo y bueno.
A continuación, el prefacio se divide en tres partes:
En la XVI ª siglo, la liturgia romana en números reducidos, que se estabilizó a una quincena en el Misal de San Pío V (prefacio conjunta privado a la segunda parte, cuatro veces, tres de lo común y propia de siete). Pero luego aumentamos considerablemente el número. La edición más reciente del Misal Romano , la de 2002, tiene 77.
Hay muchas variaciones, las más conocidas son los llamados prefacios ordinarios, cantados para las misas entre semana, y los llamados prefacios de la Trinidad, cantados los domingos ordinarios. Luego están los prefacios específicos de Navidad, la fiesta de Cristo Rey, la Asunción, la Ascensión, etc., o para eventos especiales: misa en honor de un Pontífice, por el martirio de una virgen, etc. Algunos países o diócesis pueden tener sus propios prefacios para sus santos nacionales.
En el canto gregoriano , el prefacio es algo ordinario. El prefacio lo canta el celebrante, lo que lo convierte en una pieza bastante simple, pero Mozart habría dicho “Daría todo mi trabajo por la gloria de haber compuesto el prefacio”: ciertamente no es en referencia al tecnicismo musical de la pieza, pero a la perfecta adecuación entre su función litúrgica y su forma, y sin duda también al prestigioso puesto que ocupa en la liturgia.