Shita-kiri suzume

La leyenda del gorrión de lengua cortada (舌 切 り 雀, ¿ Shita-kiri suzume ) Es una antigua fábula japonesa , conocida en todo el país, y representada en el teatro Noh como danza, La danza de los gorriones .

La leyenda

En una tierra lejana viven un anciano llamado Nasakeji y su esposa. Ambos son buenos y honestos. Su fortuna es un gorrión domesticado, Bidori, a quien aprecian.

Un día, su vecina, la fea Ara-aba, pone almidón a secar en su jardín. Bidori, al pasar, ve el almidón y se lo come. Pero la mujer vigila su propiedad y, muy enojada, agarra el pájaro. Luego, para castigarlo, le corta la lengua. Gravemente herido, Bidori huye con su ala hacia el bosque cercano.

Por la tarde, el anciano y su esposa, al regresar de los campos, están muy sorprendidos de no encontrarse con Bidori volando para recibirlos como de costumbre. Lo buscan por todas partes, sin éxito, dentro y fuera de la casa. Desesperados, cuestionan a su vecino Ara-baba. Ella les cuenta la historia con una mueca de desprecio. Muy preocupados, van en busca del pájaro que recorre la región por montañas y valles, llamando "Bidori ... Bidori ...".

Finalmente, encuentran a su compañero en el bosque. Feliz de encontrar a sus amos, el gorrión los invita a su casa. Son recibidos muy amablemente por toda la familia. Se pone una mesa con pescado, pasteles y sake . Después de la comida, los niños realizan la “danza de los gorriones” ( suzume odori ) en su honor.

Los campesinos se despiden de sus anfitriones al final de la tarde. Deseoso de darles un regalo, Bidori les presenta dos baúles y les pide que elijan cuál llevar. Uno es grande y parece muy pesado. El otro es mucho más pequeño. “Soy viejo”, dijo Nasekeji, “así que elegiré el más pequeño. Podré usarlo más fácilmente. Después de haber agradecido calurosamente a sus amigos por su hospitalidad, el esposo y su esposa partieron a casa.

Una vez que llegan a casa, abren la canasta. Para su sorpresa, descubren que contiene una fortuna en oro, plata, piedras preciosas y sedas. El origen de su fortuna es rápidamente conocido por todo el pueblo.

Al enterarse de su aventura, el envidioso Ara-aba decide probar suerte también. Camina por el bosque llamando a su vez "Bidori ... Bidori ...". El pájaro se muestra. Luego le dice lo feliz que está de volver a verlo. El gorrión invita cortésmente a la fea a que lo siga a casa y, cuando llega el momento de separarse, también le deja a él la elección entre dos baúles. La codicia de Ara-aba la lleva a elegir lo más grande y lo más pesado. Luego, con apenas una palabra de agradecimiento, se despide de sus anfitriones, doblada bajo el peso de su carga.

En el camino de regreso, impulsada por la curiosidad, abre la canasta. En cuanto se cierra la tapa, demonios, fantasmas y serpientes se lanzan sobre ella y la devoran después de infligirle mucho sufrimiento.

Notas y referencias

Ver también

Bibliografía

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